Me contaba un amigo, que el gusta de las webcam, donde por unos cuanto pesos puede hacer que las chicas hagan frente a su cámara, cualquier cosa, ellas cobran por minuto y el solo necesita unos 3...
Yo en temas de pornografía en línea, prefiero a las colegialas suecas.
La oferta sexual en internet es hoy abundante y específica.

Aún recuerdo cuando unas fotografías de David Hamilton, robadas del buró de algún padre de familia, donde una chica mostraba "los pelos" era el mayor tesoro del grupo de "1*C" en la secundaria.
No, no es la prehistoria es solo 1980.



Antes de las cámaras Polaroid, aun fotografiar a tu propia chica estaba prohibido si no tenías laboratorio fotográfico propio, tenías que llevar a revelar las fotos por alguien más, quien o pedía mucho dinero por estar callado o te delataba a la policía.


Como le ocurrió a Lewis Carroll y sus fotos de Alicia.



Antes de la fotografía incluso, el poder apreciar imágenes de mujeres desnudas estaba en manos de los pintores quienes con estilo retrataban más o menos las formas femeninas, el pintor disfruta de la desnudez de la modelo y nos entrega una alegoría de la belleza, entre más se acerca al arte más se aleja del morbo y sus placeres solitarios.
Admiro las "Señoritas de Aviñón" de Picasso pero, nada más no me inspiran.


La pintura erótica la realmente lasciva está relegada a la miniatura, un encargo secreto entre el pintor y el cliente, y para llevarlo consigo nada más personal que el reloj.



Los relojes eróticos, secretos y de disfrute personal están de moda en el siglo XVIII donde además del dibujo el maestro relojero incluye la música y el movimiento, como un homenaje a la eyaculación precoz, la magia dura solo las doce campanadas, suficiente para dibujar una sonrisa y recordar que el "tiempo" se disfruta más en pareja y lo más horizontal posible.







Vistos en Sotheby's


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